El 16 de julio, fiesta litúrgica de Nuestra Señora del Carmen, reabrió sus puertas y se volvió a consagrar la catedral de Joló, isla en el extremo sur del archipiélago filipino, casi seis meses después del atentado del pasado 27 de enero que, con dos explosiones de dinamita, mató a 21 personas y dejó más de 80 heridos.