La Iglesia católica en Chile ha puesto a disposición de las autoridades casas de retiro, recintos educativos, templos y otros lugares que pudieran, en la contingencia, ser requeridos para atención de personas. «Es momento de actuar unidos, acoger las indicaciones de la autoridad, cuidarnos nosotros y cuidar a los demás, especialmente a los grupos de mayor riesgo”, escriben los obispos.