Pedro Páez forma parte de un grupo de jesuitas misioneros de las primeras generaciones, redescubiertos como figuras emblemáticas en América, África y Asia. Desde los primeros años de su formación como jesuita pide ir a misiones, constituyéndose esta en su opción vital. El historiador Wenceslao Soto indaga en las profundidades de este hijo del Renacimiento europeo.