En su discurso a la Comunidad del Pontificio Colegio Etíope el Papa recordó con tristeza a los muchos que dejaron sus patrias impulsados por la esperanza, yendo al encuentro de tragedias por tierra y por mar. Agradeció el compromiso de todos en la acogida, asegurando que aún se puede hacer mucho y mejor y expresó su esperanza para que se garantice en Etiopía y Eritrea a la Iglesia católica la libertad de servir al bien común.