«Verdaderamente Dios nunca ha dejado de cambiar la historia y el rostro de nuestra ciudad a través del pueblo de los pequeños y de los pobres que la habitan», dijo el Papa Francisco en la homilía de las vísperas en la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios celebradas en la Basílica de San Pedro en el último día del año, acompañadas por el tradicional canto del himno «Te Deum».