Así el Santo Padre se dirigió a los chicos y jóvenes del Centro Social “Padre David de Olveira Martins» de Braga, Portugal, una Institución de Solidaridad Social que nació a principios de los años cincuenta, proporcionando protección y refugio a huérfanos, niños pobres y abandonados y ayudando a los ancianos en sus últimos años de vida.