Ante la propuesta de ley que pretende endurecer las políticas de regularización migratoria en Panamá, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal panameña hace hincapié en que los migrantes no son una amenaza, sino personas que están buscando mejores condiciones de vida a causa del desplazamiento forzado, la trata humana, la violencia, la pobreza, la persecución política y el terrorismo: «no podemos responsabilizarlos de los males sociales que nos afectan como país», escriben los obispos.