En este contexto, Mons. Óscar Urbina Ortega, obispo de Villavicencio y presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia lanza un llamamiento: «proclamamos por tanto, que la vida es sagrada e inviolable, un derecho supremo y fundamental, que no es negociable y es necesario defender y asegurar para lograr un país libre y justo, reconciliado y en paz».