A veces enfermos y deshidratados bajo el riesgo de sufrir la explotación o la violencia, los pequeños continúan su camino en el sur de México formando una «marea humana» que ya asciende a los 9000 migrantes. La ONU pide a los Estados de tránsito y destino que los protejan; y recuerda que bajo la ley internacional tienen el derecho a acceder a los sistemas de asilo político.