La realidad del martirio siempre ha estado presente en la vida de la Iglesia. Jesús fue asesinado por predicar el amor de Dios a su pueblo; Juan Bautista y Esteban, muertos por decir la verdad; los apóstoles, por enseñarnos el camino que lleva a sentirnos hermanos, hijos de un mismo Padre. Así hasta nuestros días